jueves, febrero 12, 2009

Cielo ficticio

Celebra el corazón,
en la oficina,
su diaria primavera.

Margarito Cuéllar

En el quicio de las horas
Lánguidas y dolientes
Como un cernidillo a plena luz
Que harapa la piel de una bocanada
Un solo de fax desata su lamento
Sobre la esquizofrenia de taconazos de secretarias

Oigo cantar la copiadora
En medio de los brazos de un cubículo
Y al cielo ficticio del ordenador
Arrojo e-mails como botellas al mar
Hasta que las fauces de un checador automático
Dictan libertad condicional a mi tiempo

1 comentario:

Víctor Argüelles dijo...

Que tal Luis Enrique, Interesante blog, es un gusto leer y re-leer tus poemas, ésta es la parte que llega.

"Arrojo e-mails como botellas al mar
Hasta que las fauces de un checador automático
Dictan libertad condicional a mi tiempo"

Saludos
paisano, desde Ecatepec.